miércoles, 8 de agosto de 2018

PLAN LECTOR DE 6º 
FÍSICA

CUENTO #3

Fuerzas de roce 
Esta es la historia del tiempo, que empieza cuando la familia de las fuerzas de roce no existía. Incluso, dicen, que la princesa Gravedad aún no existía. 
Hace tiempo. Mejor dicho: hace mucho tiempo, cuando el reloj aún no marcaba el tiempo habían solo Estrellas y, entre ellas, el Señor Sol. Las estrellas vagaban libremente por el espacio sin fin, nada ni nadie las detenía en su aparentemente lento avanzar, todas se iban a lugares reservados por la Sabia Naturaleza. Nada obstaculizaba el camino de estas habitantes que inundaban lo finito y lo infinito, lo extendible y lo inextendible. 

No había contacto entre ellas, las estrellas, de tal forma que sin mayor esfuerzo perseguían un destino preestablecido, tampoco había aire que las obligara a tomar formas extrañas para desplazarse. Las estrellas vagaban por un extraño fluido que no era fluido: el espacio. Eso, el espacio que no ha sido, aún, conquistada por la Reina Masa. 

En este espacio las estrellas vagan, alumbrándose por sí solas el camino por andar. Pero, sucedió lo que nadie esperaba, algo imprevisto. El Señor Sol veía que el tiempo transcurría y siendo alegre y dinámico estaba aburrido de estar solitario, veía con pesar el hecho de que los integrantes de su familia se estaban alejando entre sí. Y decidió un día desprenderse de parte de su cuerpo. Lo hizo y lo dispersó en su entorno y así nació la familia de los Planetas.

Y para que no tuvieran su propia experiencia, a los Planetas que estaban más alejados les dio acompañantes que no les hicieran la vida tan triste. Así nacieron las Lunas. Y para juguetear, de vez en cuando, dispersó pequeñas partes de su cuerpo creando los Cometas y los Asteroides. Así fue que nació su propia familia, que hoy los hombres le llaman el Sistema Solar. 

Pasó el tiempo y una vez, en la Tierra, tercero de los Planetas en su cercanía al Señor Sol, se produjo una avalancha y las piedras y rocas empezaron a rodar y nada ni nadie las detenía, rodaban y rodaban sin fin hasta perderse en las aguas que adornaban su superficie. Una de las rocas que rodaba golpeó un árbol y este salió desprendido en línea recta e igual que las estrellas adquirió un movimiento de alejamiento y se fue perdiendo hacia lo finito e infinito del espacio. 

Y así, muchas otras rocas golpearon otros árboles que también tuvieron la misma suerte. Y así fue que la Tierra se fue quedando sin habitantes. La Tierra pensó así misma: “si esto sigue sucediendo todo se va perder, taparé el océano de piedras y los árboles se me escaparán, ¡algo tengo que hacer!”. Fue donde su padre, el Señor Sol y le contó su drama, pero el Señor Sol nada le pudo recomendar ya que no entendía lo que la Tierra le estaba contando. 

Por consejos de su Padre, la Tierra fue donde la Sabia Naturaleza y ésta, después de escucharlo, le dijo: “querida Tierra, yo te solucionaré el problema, vuelve a tu lugar, nada temas, pronto verás que todo objeto que quiera moverse del lugar que ocupa en tu superficie será reconvenido y llamado a no alejarse demasiado”. Y así fue que la Sabia Naturaleza le dio a la Tierra una extraña familia que la habría de acompañar para siempre: la familia de las Fuerzas de Roce. A partir de entonces, los cuerpos que querían moverse en la Tierra, tenían que hacer un esfuerzo para iniciar el movimiento, era la Fuerza de Roce Estática la que impedía que se empezaran a mover, no se sabe a ciencia cierta que si la Estática era la mayor de las hermanas Fuerzas de Roce. También ocurrió que los cuerpos que ya estaban en movimiento en la Tierra, tenían que hacer un esfuerzo permanente para no perder el movimiento, era la Fuerza de Roce Cinética la que llamaba a los cuerpos a que detuvieran su andar. Dicen que ésta, la Cinética, era la hermana menor de las Fuerzas de Roce. 

Y los cuerpos a los que se le ocurría tener parte de su ser en contacto con el aire, halo misterioso que rodeaba la Tierra, también tenían que hacer un esfuerzo para no detenerse, y era muy curioso, mientras más rápido iban, más esfuerzo debían hacer. 
Era la Fuerza de Roce con el Aire la que quería impedir que los cuerpos se movieran. Y así fue que los habitantes tuvieron que aprender a convivir, día a día, noche a noche, con las hermanas Fuerza de Roce. Los habitantes de la Tierra, no encontraron forma alguna de engañar a las Fuerzas de Roce, siempre se hicieron presentes, nunca dejaron que un cuerpo de la Tierra se moviera libremente como las estrellas. 

Y así fue que los habitantes de la Tierra tuvieron que reconocer a la Sabia Naturaleza como la más grande entre todas las grandes. Por fin la Tierra y sus habitantes no se iban a alejar y perderse en algún lugar, estarían siempre cercas entre sí, y los obligaría a tener que vivir como familia. 
Y así se crearon las familias de habitantes de la Tierra. Y, entre las familias, estaba la familia de los Hombres. Y los Hombres dijeron: “gracias Sabia Naturaleza, por ser tan sabia”. 


CUENTO #4

Acción y Reacción 

Hace algún tiempo, en un lugar no muy escondido sucedió que la señora Fuerza contrajo matrimonio con uno de los herederos del trono del reino de los reinos, cuyo nombre no revelaremos por ahora. 
El matrimonio se fue a vivir en el universo que abarca todo lo conocido y también lo desconocido. Como regalo, los padres del heredero le dieron a la señora Fuerza y su esposo un viaje de luna de miel a uno de los lugares más hermosos del universo: el Sistema Solar o también llamado el “jardín del universo”. 

De entre todos los lugares del jardín del universo, se quedó a vivir en la casa más hermosa de todas: la Tierra. Desde la Tierra la señora Fuerza su puso a cultivar su jardín: las estrellas y los planetas. No pasó mucho tiempo y la señora Tierra empezó a tener hijos e hijas. Entre los hijos e hijas que tuvo la señora Tierra estaban: Gravedad, Peso, Roce, y los gemelos Acción y Reacción. 
Cada uno de los hijos e hijas se preocupó, junto a su madre Fuerza, de cuidar el universo y todos sus habitantes. Su esposo, el heredero al reino de los reinos,  gracias al afortunado casamiento con la señora Fuerza aumentó sus responsabilidades.

 Y como señal de gratitud dejó en manos de su señora la administración y cuidado del movimiento de todo ser que habitaba en el universo. Cada hijo tenía su particular personalidad. Pero es digno destacar que como buenos gemelos, Acción y Reacción se parecían en todo, eran del mismo tamaño, del mismo color, vestían la misma ropa, en fin, eran iguales. 

En un principio los hijos Acción y Reacción eran muy unidos y alegres y andaban siempre juntos. Hacían jugarretas a todo el mundo. Cierta vez, un día que andaban jugando por el patio de la casa, la Tierra, Acción golpeó una pared y Reacción le devolvió el golpe a la pared y así a la pared nada le sucedió. 

Otra vez, Acción quiso chutear una pelota y Reacción devolvió el chute a la pelota y así la pelota no se movió. Acción y Reacción con sus jugarretas empezaron a crear problemas serios en la familia de Fuerza y el heredero del reino de los reinos. Un día la señora Fuerza le pidió a Acción que le abriera la puerta y vino Reacción y la cerró. Y cada vez que Acción quería abrir la puerta Reacción se la cerraba.

 La señora Fuerza se molestó mucho de sus hijos gemelos Acción y Reacción y decidió reprenderlos y enseñarles a modificar su conducta. Les dijo: “queridos hijos, ya están trayendo muchas dificultades a mi enorme tarea de mantener en orden el universo, de ahora en adelante ya no podrán tocar al mismo cuerpo o cosa a la vez. Además, para que puedan hacer algo deberán personificarse en las cosas. 

Y, para finalizar, si Acción toca a Reacción, Reacción tocará, de la misma forma, a Acción.” Dicho y hecho. 
Un día, Acción se personificó en una niña y Reacción en un niño. La niña empujó al niño, y el niño, debido a que Reacción estaba en él, empujó a la niña. La señora Fuerza vio lo que estaba sucediendo con Acción y Reacción y pensó que ya había crecido lo suficiente y decidió llamarlos Fuerza de Acción y Fuerza de Reacción. Y así fueron viviendo Fuerza de Acción y Reacción.  

Ante los ojos de todos eran iguales, tenían el mismo tamaño, pero siempre actuaban sobre cuerpos diferentes, actuaban en una misma línea pero siempre en sentidos contrarios. Otro día, Acción se personificó en la Tierra y Reacción en la Luna. La Tierra atrajo a la Luna y Luna, por Reacción, atrajo a la Tierra. 
Desde entonces que la Tierra y la Luna se atraen con la misma fuerza. Y, bueno, así fue pasando el tiempo y ocurría que cada vez que Fuerza de Acción actuaba, también lo hacía Fuerza de Reacción. La señora Fuerza viendo que Fuerza de Acción y Fuerza de Reacción se comportaban dignamente y que ya no entorpecían su tarea de administrar los movimientos del universo un día los mandó a recorrer el universo, para que conocieran los amplios y vastos paisajes que eran de dominio de ella y del heredero del reino de los reinos. 

Fuerza de Acción y Fuerza de Reacción fueron por el universo y, jugando como ya habían aprendido a hacerlo, dieron más armonía aún a esa gran casa que cobija todo lo existente. Al cabo de cierto tiempo Fuerza de Acción y Fuerza de Reacción volvieron a la Tierra y siguieron sus apacibles y dichosas vidas. Desde entonces es que Fuerza de Acción y Fuerza de Reacción son parte de todas nuestras acciones. 

Siguen siendo inseparables. Solo se les puede diferenciar viendo que si Fuerza de Acción va en un sentido, Fuerza de Reacción va en el otro. Y, como lo dispuso Fuerza, la hermosa madre de ellos, siempre actúan cada uno en uno de los cuerpos que están en acción. 












1 comentario:

  1. hola profe una pregunta para el dia de mañana es que toca representar lo de los cuentos o eso es para fisica matematica

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